
La industria fotovoltaica siempre ha tenido el sambenito de que era una tecnología muy cara. Los costes elevados hacían complicado un negocio que si no era por las subvenciones, era imposible de sacar adelante. Pero la fotovoltaica ha hecho los deberes y ha reducido sus costes, un 85% en los paneles solares desde 2007, y se codea incluso con las tecnologías convencionales como la nuclear.