23 de enero de 2014

Las fuentes convencionales de energía reciben el triple de ayudas que las renovables


Ante estos datos que desautorizaban a Oettinger, de acuerdo con el diario alemán, no se halló otra solución que “tachar” algunas de estas cifras “explosivas” que aparecían en la página 2 del informe.

El comisario europeo de Energía, Günther Oettinger, ha mantenido en público en diversas ocasiones que las energías renovables han sido subvencionadas en exceso y que por ello es necesario cambiar las políticas de incentivos en los Estados miembros de la Unión. Quizás con intención de apoyar esta afirmación, la Dirección General de Energia encargó hace meses a sus propios técnicos que elaboraran un informe que debía desglosar estas subvenciones a las energías verdes.
Sin embargo, según reveló el diario alemán Süddeutsche Zeitung el 14 de octubre,  los técnicos a las órdenes de Oettinger mostraron exceso de celo y no sólo detallaron las ayudas a las renovables sino también el dinero otorgado por los Estados a las fuentes de energía convencionales, con el resultado que la comparación de los datos no sólo no apoyaba la argumentación del comisario, sino que la desmentía de plano. La lista completa de ayudas a energías como el carbón, el gas y el sector nuclear recopiladas por los expertos de la Dirección General de Energía de la Comisión Europea, arrojó un resultado que a su mismo comisario debió de resultarle sorprendente. El importe de las subvenciones estatales a las tres energías convencionales citadas ascendió en 2011 a 100.000 millones de euros, una cifra que triplica con creces los  30.000 millones destinados a incentivar las fuentes de generación de electricidad renovables.
En esa página se desglosaba que, en el año citado, los Estados concedieron 35.000 millones de euros de dinero del contribuyente a financiar instalaciones nucleares y 26.000 millones más para subvencionar centrales de combustibles fósiles. “Más aún”, continúa el rotativo alemán, “la generación energética de gas y carbón fue subvencionada indirectamente con otros 40.000 millones. En una nota a pie de página, los burócratas señalan que los gobiernos nacionales tienen que dedicar esa cantidad a paliar las consecuencias sociales y sanitarias del uso de esos combustibles”.
“En total, los gobiernos podrían estar dedicando 130.000 millones [anuales] al sector energético (sin contar con el seguro de responsabilidad civil de los reactores nucleares); de ellos, sólo 30.000 se dedica a promover las energías verdes”, revela el diario.
La Comisión lo niega
Al conocerse que estas cifras tan poco coherentes con el discurso de Oettinger habían desaparecido del informe definitivo, la portavoz del comisario trató de justificar la supuesta ocultación de cifras con el argumento de que “nunca” había habido “datos firmes”. Luego precisó: “En ningún documento se mencionan esos detalles”. Una afirmación que el Süddeutsche Zeitung describe como “muy extraña” dado que el diario asegura haber tenido acceso a dos de los borradores del informe en el que las cantidades citadas aparecían “tachadas en rojo”. El periódico termina ironizando al asegurar que las cifras que ya no figuran en el texto “han desaparecido en el nirvana de Bruselas”.
Aunque en España la noticia no ha tenido apenas repercusión, la censura recogida por este diario alemán sí tuvo eco en la Eurocámara de Estrasburgo. La información provocó un comunicado de protesta del grupo de los Verdes en el Parlamento Europeo en el que se criticaba el intento de Oettinger de “censurar” el informe elaborado por sus propios técnicos. También se subrayaba que los datos supuestamente tachados “dejaban claro que los subsidios estatales al carbón, gas y a la energía nuclear representan la mayor amenaza al funcionamiento del mercado de energía de la UE”, y no las energías renovables, al contrario de lo afirmado por el propio comisario de Energía, una afirmación que aparece también de forma recurrente en el ministro español de Industria, José Manuel Soria, y otros responsables gubernamentales cuando aluden al mercado energético español.
La Marea ha tenido conocimiento de esta noticia publicada en Alemania gracias a un ingeniero español residente en ese país, Daniel Carralero, miembro del Observatorio Crítico de la Energía (OCE). Este investigador en temas energéticos considera que el supuesto intento de censura por parte de la Dirección General de Energía va en la línea de la “nueva ofensiva tendente a atribuir a las energías renovables la culpa del constante encarecimiento de la electricidad”.
“Incluso si las subvenciones a las energías renovables fueran tan importantes como dicen, que no lo son, a la luz de lo detallado por los propios técnicos de la Comisión, tendría sentido destinar dinero público a unas energías limpias, que no producen efecto invernadero, que garantizan la independencia energética y con gran potencial cooperativo. Por si esto no bastara, encima nos enteramos de que lo que no están contando sobre lo caras que son este tipo de energías frente a las fuentes convencionales, es mentira”, deplora Carralero.
Recortes y subvenciones
Para darse cuenta de la “enormidad” de las cantidades destinadas por los Estados a apoyar el carbón, el gas y al sector nuclear, continúa el ingeniero, “sólo hay que comparar las cifras con otros conceptos, como los rescates a los países del Sur. Como el de España: la cantidad que se puso a disposición de España para rescatar a los bancos fue de 100.000 millones, la misma que se ha concedido en ayudas a estas energías contaminantes. Es decir, que todo lo que se ha hecho pasar a España, los recortes que se nos han impuesto podrían haberse evitado si ese dinero que los Estados han destinado a ese objetivo se hubiese utilizado para ayudar a los países en dificultades”.
“También podemos ver que los Fondos de Cohesión y de Desarrollo Regional, los FEDER, tienen  un presupuesto previsto para siete años de 350.000 millones de euros, vamos que resulta que Europa destina cada año desarrollo de sus zonas más desfavorecidas sólo 50.000 millones, la mitad de lo que emplean sus Estados a apoyar a energías contaminantes en manos de grandes corporaciones”, critica Carralero, que describe esta situación como “indignante”.

Fuente: Lamarea

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