21 de febrero de 2014

Solo la competencia y la eficiencia energética reducirán los costes energéticos

Después de dos años de reforma la regulación eléctrica sigue dando palos de ciego. Dejarlo todo pendiente del mercado mayorista, tal y como está diseñado, acabará con la confianza de los consumidores. El sistema eléctrico sigue determinado por:
  1. La oferta de generación como prioridad, dejando al margen la dependencia energética, la gestión de la demanda y el interés del consumidor
  2. Un precio alto del pool eléctrico basado en las importaciones de hidrocarburos que determinan los precios
  3. Un mercado de consumidores cautivos. Los impactos estructurales de la crisis, como la subida de precios de los hidrocarburos, la falta de liquidez bancaria o la baja demanda eléctrica, que están detrás del déficit tarifario, no se abordan en la reforma y solo se podrán afrontar con soluciones estructurales.


Reducir el déficit tarifario aumentando la dependencia y la intensidad energéticas y aplicando subidas automáticas de peajes que incentivan el consumo y penalizan la eficiencia energética lleva a una conclusión irracional: que el consumidor va a pagar más por consumir menos. La CNMC ya ha advertido que el déficit de tarifa seguirá creciendo y ha anunciado un nuevo déficit en la tarifa del gas de 1.200 M€ que este mismo año puede duplicarse y que se pretende solucionar consumiendo más gas. El error es persistir en un modelo energético basado en el mayor consumo cuando la salida de la crisis exige un nuevo modelo de negocio energético que priorice el ahorro de energía.

La falta de transparencia del sistema eléctrico y la no internalización de los costes reales de cada una de las fuentes de energía constituyen la causa principal de la crisis eléctrica. La mayor discriminación hacia las renovables es que mientras sus costes y retribuciones se conocen y publican con toda exactitud, los costes y retribuciones del resto de fuentes energéticas se ocultan. Es la causa que obra el milagro de convertir lo caro en barato y lo barato en caro en los foros de energía. Eso solo es posible por la concentración del mercado en un reducido oligopolio. La falta de competencia es lo que determina los precios altos de la energía y la imposibilidad de que los consumidores puedan reducir sus costes energéticos mediante el acceso a la eficiencia energética, al autoconsumo o a la tarifa más barata.

Abrir la competencia es la condición de éxito para cualquier reforma del modelo energético y bajar los precios de la energía. Para ello deberían tenerse en cuenta nuevos criterios como una auditoría de costes del sistema eléctrico que contemple la internalización de los costes de cada fuente de energía, el desarrollo de la generación descentralizada con mayor uso de las energías renovables, y la eficiencia energética como política prioritaria que sitúe al consumidor en el centro del sistema a través del control de su contador y su derecho a elegir la energía que desee. Finalmente, un regulador independiente y el cumplimiento de las directivas europeas de energía para desagregar verticalmente las compañías eléctricas y eliminar las barreras que impiden el desarrollo de las renovables y la eficiencia energética.




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